Hace años, al final de la Primera Guerra Mundial, ya se decía que los Balcanes, una zona geográfica al sur de Europa y que englobaba diversos países o nacionalidades y etnias, supervivientes y emergidas del recién desintegrado Imperio Otomano o de la confederación o Imperio Austro Húngaro, como eran Serbia, Croacia y todas las que luego se unieron bajo la marca de Yugoslavia, Albania, etc., eran el bajo vientre de Europa, una área convulsa y vivero de guerras y revoluciones.
Ahora y con muchas de las naciones acogidas bajo la Unión Europea, parece que la zona, el "puzzle", se ha tranquilizado y ha dejado de ser un epicentro de problemas políticos, étnicos y humanitarios.
Pero cerca de allí, un poco más hacía el este, sigue existiendo una área geográfica que no acaba de encontrar ni su espacio ni su lugar en la historia. Es la zona caucásica que engloba una serie de países, definidos o en formación y pendientes de reconocimiento (fuera de la influencia rusa, o no), como son: Georgia, Abkhazia, Ossetia del Sur, Nagorny-Karabakh, Transnistria, Moldavia, etc., y ya no digamos si subimos hasta la siniestra Chechenia.
Georgia, Armenia y Azerbaijan parecen mas o menos asentados, pero se disputan entre ellos por diversos enclaves mal definidos. Y todos con Rusia mareando la perdiz en beneficio propio y como antigua potencia ocupante. Y, en esto como en los Balcanes, con enfrentamientos religiosos añadiendo fuego a las brasas étnicas, lingüisticas y geográficas.
Es todo tan complejo que jamás me ha dado la gana de intentar entenderlo... y, como catalán, me culpo por ello ya que todo problema de dominación o secesión debería interesarme. Pero es que no doy abasto.
Coronel Von Rohaut
jueves, enero 05, 2012
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