Un periodista militar en su blog (Tanguy) me ha recordado la frase (él la aplicaba, irónicamente, a la ruta marítima emprendida por la fragata "Chevalier Paul").
Y es cierto que precisamente en el camino de Damasco (y yo lo he citado a menudo) el judío nacido en la actual Turquía, Saulo Pablo, luego conocido como Pablo de Tarso y más tarde como San Pablo (o Paul, en francés), se cayó del caballo, se dió un golpe en la cabeza (se quedó ciego y recuperó la vista con la fe) y se convirtió (de gran perseguidor de cristianos en nombre de Roma) en el verdadero forjador del "cristianismo" como movimiento organizado y en el mejor difusor de la doctrina de Jesús (como, por ejemplo, mediante sus "Epístolas": cartas a los romanos, cartas a los corintios, cartas a los efesios, etc.).
Sin Pablo, su voluntad desmedida, sus excesos y desasosiego hiperactivo, el cristianismo no existiría y esto lo atestiguan muchos historiadores y estudiosos de las religiones.
Y ya que ahora algunos occidentales se dirigen hacía Damasco, a ver si alguien, se caiga o no del caballo, del camello o del burro, se ilumina un poco. Y que a Dios le sean dadas las gracias...
Coronel Von Rohaut
viernes, agosto 30, 2013
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1 comentario:
Bueno, es una putada pero todos tenemos que morir.
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