Hace años el "melón con jamón" era un entrante con fama de "delikatessen" pero cayó en desuso (se adocenó) y pasó a ser un primer plato de menú de banquete barato.
Pero si el jamón son unas buenas lonchas de "bellota", de Guijuelo sin ir más lejos, y el melón es buen "Vicentín" valenciano, o incluso unas porciones de melón "Cantaloup", pequeño pero de carne anaranjada y aromática, pues sigue siendo un plato delicioso.
Y todo y su poca categoría y bajo reconocimiento (posiblemente por muy barato), acompañarlo con una botella de "Lambrusco rosato", un vino espumoso italiano que se toma bien frío, es una buena decisión estival y desacomplejada.
¡Hay que saber saborearlo, como todo en la vida! Ah, y en algún restaurante alguna vez me han servido "melón con higos": con higos de "coll de dama", pelados y partidos por el medio. Es también una buena elección en esta época de finales de verano.
Coronel Von Rohaut
(PS) Naturalmente, si lo que se toma es una buena ración, sola, de jamón de bellota, es imprescindible acompañarlo con una copita de un buen tinto de reserva, incluso antes que un más sencillo crianza (que también sería aceptable).
viernes, agosto 23, 2013
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