La final de Lisboa del pasado sábado.
No la miré por tele; no me interesaba.
Solo deseaba que ganara el Atleti, pero ya sabía que ello no ocurriría. Este año, y en todo, tenía que ser el peor para la "culerada"...
Pero lo más vergonzoso (ví los resúmenes) fue la actuación del puto portugués.
El Cristiano marcó de penalty y cuando el partido ya estaba decidido. Un gol intrascendente pero que él celebró como si fuera el mas determinante del campeonato... ¡Capullo, lo había sido el anterior de Sergio Ramos...!
Su egocentrismo desmesurado le llevó a creerse el héroe de la final. Y su levantada de camiseta para mostrar y regodearse luciendo su apolínea figura ya fue demasiado para mí.
Claro que consiguió su objetivo (particular y ciscándose en el equipo y ninguneando a sus compañeros); las portadas del día siguiente, en lugar de reproducir la rematada de Ramos, resaltaban sus perfectos abdominales.
Asqueroso y digno del "maricón no salido del armario" que es este presumido jugador, el CR7. Cuando yo comento que el chico es maricón, algunos amigos míos dicen que solo me lo han oído decir a mí y que le tengo manía; pero no es cierto. He leído varios comentarios al respecto y actúa como aquel mago llamado David Copperfiel, maricón hasta el tuétano y que llevaba una acompañante alquilada para disimular su defecto o vicio: la bellísima modelo alemana Claudia Schiffer.
Éste, el Cristiano que tiene y cuida un hijo de una madre del alquiler, lleva de tapadera a la modelo pechugona rusa Irina Shayk. Y en todo, incluido su narcisismo enfermizo, delata su mariconería: estoy seguro que el espejo de su cuarto de baño está todo babeado, de los auto-morreos que debe pegarse el gachó enamorado, y muy pagado, de sí mismo...
Coronel Von Rohaut
martes, mayo 27, 2014
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