Como muchas veces, la prensa se equivoca o, por lo menos, en parte.
Ante el nombramiento como primer Presidente permanente (por 2 años y medio) y no rotatorio, de la Unión Europea, así como del Alto Representante o Secretario de Política Exterior y de Seguridad y Defensa que viene a ser una especie de Ministro de Asuntos Exteriores, toda la prensa ha señalado su bajo perfil y su tono gris que, dicen, es para no hacer ni un ápice de sombra a los Jefes de Gobierno de los países asociados y, especialmente al Sarkozy y la Merkel. Y algo debe de haber de esto.
Pero el mismo Sarkozy, al presentar al nuevo Presidente, el belga Herman Van Rompuy, ha señalado que éste tiene mucha personalidad y que será una autentica sorpresa. Y en la primera conferencia de prensa a la salida del Consejo que le había nombrado, parece que ya se ha metido a los periodistas en el bolsillo y ha dado a entender que "está a la espera que el mismo Obama le llame..." y que él será el "teléfono único" de Europa, que hace años reclamaba, sarcasticamente, el ex Secretario de Estado USA Henry Kissinger. Y no será un florero.
Pero el nombramiento de la Secretaria, una inglesa gris y más fea que picio (perdón, ya se que es un comentario machista pero, en política, donde siempre se ha dicho que un buen gobernante ha de ser un buen actor, el físico, la apariencia sí importa), desconocida y sin experiencia, sí que parece que es para quitarle al cargo toda el brillo, la importancia, mucha, que por sus méritos, su infatigable labor y su "curriculum", se había ganado Javier Solana (*). Ahora habrá un Presidente y quizás no sea bueno que le quite protagonismo una ministra. Pero el cargo de Alto Representante de Exteriores y Defensa tendría que haber sido para una persona capacitada (sea hombre o mujer, de Gran Bretaña o de Luxemburgo) pero no para una mujer, solo por serlo y británica.
O sea, no me gusta...
Coronel Von Rohaut
(*) Que después de Ministro de Exteriores en España fue Secretario General de la NATO, lo que le proporcionó una gran experiencia y una magnífica agenda, necesaria para sus contactos posteriores que le han permitido dotar a su cargo de una categoría e influencia que no tenía, dejando muy alto el listón.
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