Uno considera que París (La France) es la ciudad más divina del mundo. La ciudad monumental perfecta.
Pero cuando uno llega a New York, por lo menos en mi caso, uno tiene la sensación de volver a casa, a lo suyo. Porqué son tantas las películas de Hollywood que has visto a lo largo de tu vida, en las que la "Big Apple", la Gran Manzana, es el telón de fondo, el entramado sobre el que tiene lugar la acción o, incluso, la misma base argumental, que te sientes en casa a pesar de su distancia geográfica y cultural.
Creo que ya lo he explicado anteriormente pero la primera vez que llegué a New York y salí a pasear, de noche, por la "Fifth Avenue", al llegar frente a la fachada "art déco" de la joyería "Tiffany's", tuve dos sensaciones: la primera fue exclamar para mis adentros "mira, pues hasta aquí ya has llegado" y la segunda fue ver inmediatamente, ante mi, la silueta fina y elegante, preciosa, enfundada en un "glamuroso" y estilizado vestido negro de "Givenchy", de la actriz Audrey Hepburn en el film "Breakfast at Tyffany's".
Y este es un recuerdo recurrente que, no se porqué, me viene a la mente periódicamente, como hoy, sin ir más lejos....
Coronel Von Rohaut
domingo, noviembre 15, 2009
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