Esta frase, un disparo un muerto, la hizo famosa un francotirador americano que, en la guerra de Vietnam, acreditó un total de 92 muertes confirmadas, usando habitualmente un rifle especial, Winchester Model 70 pero de solo en calibre 30-06 (7,62 x 63 mm), el "standard" entonces. Y lo traigo a colación porqué en el artículo anterior he hablado de los "marksmen" y ya he señalado que los "snipers" y sus armas son otra cosa.
Este sargento de artillería de los marines, el "Gunnery Sergeant" Carlos Hathcock del USMC, devino una leyenda entre los "snipers". Una de sus hazañas fue pegarle un tiro en la nuca a un general norvietnamita cuando bajaba de su coche y al que, para acercarse sin ser detectado al lugar previsto del encuentro, tuvo que arrastrase, pulgada a pulgada en su traje de camuflaje (el "Ghillie suit" del que hay que ampliar la imagen para ver algo en la foto) durante 1.500 yardas. Pero en las que tardó 4 días con 3 noches, sin dormir y haciéndose sus necesidades encima.
En otra ocasión y junto a su observador, estuvo persiguiendo a un "sniper" vietnamita. Finalmente lo localizó y gracias al reflejo del sol en el ocular del visor de su enemigo, pudo apuntar y, a través del mismo ocular, meterle una bala en el ojo. Estudiado el caso, se llegó a la conclusión que los dos francotiradores se estaban apuntando el uno al otro a 0' (cero grados o "zeroing") y que si Carlos consiguió vencer fue por disparar unas décimas de segundo antes que su antagonista. Esta escena fue reproducida en un "film" de ficción.
Carlos Hathcock también fue el primer "sniper" en utilizar el calibre .50 (12,7 mm) pero cuando aún no se habían construido rifles para esta munición. Utilizó una ametralladora pesada Browning a la que montó un visor telescópico improvisado. Con ella obtuvo el record de distancia de un acierto a 2.146 metros en el año 1967.
Este record no fue superado hasta el año 2002, en la guerra de Afghanistan, por un cabo canadiense, con un rifle McMillan TAC-50, de calibre .50 pero ya con municiones especiales adaptadas al "sniping" con dicho calibre. Alcanzó a un talibán a 2.430 metros, record actual. Siendo que el encuentro tuvo lugar en el valle de
Shah-i-Kot, a una altura de 2.700 metros y dada la densidad del aire a esta altitud y conocida la velocidad de la munición en boca de cañón, se calculó que la bala tardó 3,92 segundos en alcanzar su blanco y durante el recorrido y en su parábola cayó 47,5 metros, que tuvieron que ser previamente compensados con el alza. En Irak, en el 2003, un equipo de "snipers" de los Royal Marines ingleses, con un rifle Accuracy L96, de calibre .338 Lapua Magnum (8,58 x 70 mm), acertaron a sus enemigos a una distancia de 860 metros; pero el viento de través era tan fuerte que tuvieron que calcular la deriva de las balas y disparar exactamente a 17 metros a la izquierda de los objetivos. No es un oficio fácil...
En las fotos y de abajo arriba, después del "Ghillie suit", municiones comparadas del .50 Browning, del .300 Winchester Magnum, del .308 Winchester, del 7,62 x 39 mm (Kalashnikov), del 5,56 NATO (del fusil de asalto M-16 y demás) y del 22LR.
Luego, fusil PGM Mini Hécate del .338 Lapua Magnum y fusiles de calibre 0.50 Browning de McMillan, PGM Hecate II y Barrett 50, algunos de los cuales ya había mostrado en artículos anteriores.
El alcance máximo efectivo de los calibres medianos, en rifles de francotirador, es de 600/800 metros. En caza mayor y caza de montaña, disparos a 300/400 metros ya se consideran muy buenos. Y con el calibre de .50 (12,7 mm) el alcance efectivo es de 1.700/2.000 metros. Los records de más de 2.000 metros señalados más arriba son francamente excepcionales (*).
Coronel Von Rohaut
(*) Y si me he equivocado en algún dato, ya tengo amigos lectores que, cariñosamente, me corregirán...
No hay comentarios:
Publicar un comentario