El castillo de Chantilly, junto con sus palacetes anexos, sus jardines "à la française" diseñados por Le Nôtre antes de su dedicación a los jardines de Versailles, las espectaculares caballerizas conocidas por "Les Grandes Écuries" (*) de las dos primeras fotos de arriba, ocupa un espacio de más de 7.000 hectáreas, de las que más de 6.000 son el bosque que lo rodea, a solo 37 kilómetros al norte de París.
El bosque, regentado y cuidado por el Organismo Nacional de Silvicultura, se sigue dedicando, bajo control y mediante pago, al destino por el que fue creado: la caza. "La Chasse à courre" o caza a caballo de venados y jabalíes, con sus trompeteros de librea. También se alquila para el entrenamiento de los caballos del cercano hipódromo.
En sus buenos tiempos, las caballerizas habían llegado a albergar 240 caballos y 500 perros repartidos en varias jaurías, para la caza que se practicaba a diario. Vaya gozada cazar a caballo en tu propio parque... Últimamente y en plan más modesto o sea, a pié, lo hacía Don Paco, en los montes de El Pardo. Pero las caballerizas de Chantilly eran tan majestuosas que, bajo su cúpula, el "Grand Condé" había celebrado cenas de gala, a las que había invitado al Zar de Rusia y a Federico II de Prusia.
El "domaine", dominio o finca de Chantilly, fue creado sobre edificaciones anteriores por los Duques de Montmorency y luego pasó a sus parientes, los Bourbon-Condé, que era la rama cadete de los borbones franceses, que lo engrandecieron y reconstruyeron varias veces debido a los avatares de guerras, pillajes y revoluciones.
Uno de los Príncipes de Condé, el "Grand Condé" que se había enfrentado al cardenal Mazarin en la Guerra de la Fronda y exiliado por su pariente el rey Louis XIV, cuando fue perdonado invitó al monarca a su castillo en el que tenía, como "chef", al mas grande de los cocineros de entonces y uno de los creadores de la "haute cuisine française", François Vatel (**). Cuenta la leyenda que, faltando poco para la gran cena y no habiendo llegado los rodaballos ("turbot") que formaban parte de una de las entradas del pantagruélico banquete, Vatel, que ha pasado a la historia como modelo de pundonor enfermizo, se suicidó ante la perspectiva de hacer quedar mal a su dueño, el Príncipe, delante del rey; al poco de morir, empezaron a llegar grandes carretas que, protegidas con hielo (en los bosques de Chantilly se han encontrado 9 pozos de hielo que podían conservar varias toneladas de nieve prensada), venían de las costas de la Bretaña con la "marée" o cosecha de pescado y marisco fresco. Este hecho ha sido objeto de un film interpretado por Gérard Depardieu; pero está magníficamente descrito en un trabajo literario, "La mort de Vatel", en las cartas de Madame de Sévigné a su hija, y que estuvo invitada en la cena. Y que yo tuve como lectura, deliciosa, cuando estudiaba en la escuela.
El último Prince de Condé, que era el mayor propietario latifundista e inmobiliario de Francia, le dejó el "domaine" en herencia a su sobrino-nieto y ahijado, Henri d'Orléans, Duc d'Aumale, que era el quinto hijo del último rey de Francia, Louis-Philippe 1er.
Gran coleccionista, general del ejército e intelectual, el Duc d'Aumale incrementó el tesoro acumulado por los Condé y ahora su legado conforma el "Musée Condé", abierto al público. Es la segunda pinacoteca de Francia, detrás del Musée du Louvre. Y su librería contiene 30.000 libros modernos, del siglo XIX, más 13.000 libros antiguos: de ellos 1.300 manuscritos (200 manuscritos medievales) e incunables, y entre ellos el "Codex Chantilly" del siglo XIV así como una de las mejores obras ilustradas, iluminadas se dice, con pinturas góticas, "Les Très Riches Heures du duc de Berry".
También posee varias obras escritas de Chrétien de Troyes, sobre Lancelot, Perceval e Yvain u Owein, que pertenecen a la leyenda (¿bretona o gaélica?) artúrica de los "caballeros de la mesa redonda" y la búsqueda del "Santo Grial". No se olvide que Chrétien de Troyes escribió, en el siglo X, la más conocida historia, novelada, de la corte del Rey Arturo y sus "Chevaliers de la Table Ronde".
A su fallecimiento en 1869, el Duc d'Aumale legó todo el "domaine" de Chantilly y sus tesoros y colecciones al "Institut de France", organismo público, creado por la Revolución Francesa, y que ampara a las distintas Academias, anteriormente "Reales", incluida la "Académie Française" o de la lengua, fundada por el cardenal Richelieu, reinando Louis XIII, en 1635. Y para uso y disfrute del pueblo, no pudiendo ni desmembrar ni vender ninguna de sus posesiones.
No teniendo ninguna subvención del estado, el "Institut", para sufragar los brutales costes de su mantenimiento y conservación, además de disfrutar de ayudas privadas filantrópicas, como la Fundación Agha Khan y otros donantes, alquila algunas zonas al cercano hipódromo de Chantilly y presta, mediante pago pero no excesivo dado el marco suntuoso, sus dependencias y comedor para banquetes y recepciones privadas. A menudo, el fabricante de aviones Marcel Dassault, amigo de Sarkozy, invita a Chantilly a posibles clientes, jeques árabes y demás.
No hace mucho, el futbolista brasileño Ronaldo reunió allí a sus amigos e invitados, a una fiesta-banquete, para celebrar una de sus falsas bodas.
Si el Prince de Condé o el Duc d'Aumale levantaran la cabeza....
Coronel Von Rohaut
(*) Restauradas y reunificadas al "domaine" de Chantilly por la Fundación del actual Karim Agha Khan IV, descendiente directo de Mahoma y que tiene sus propias caballerizas cerca y al lado del hipódromo de Chantilly, en el que cada año se celebra la más importante carrera hípica de Francia, el Prix du Jockey Club de Paris, equivalente al Derby de Epsom (Inglaterra) y al Derby de Kentucky (USA). Y solo superado, en premios, por el Prix de l'Arc du Triomphe, que se celebra en el cercano hipódromo de Longchamp, en el Bois de Boulogne, al lado mismo de París.
(**) Seguidor de las teorías gastronómicas de Pierre de la Varenne e inventor de la "Crème Chantilly", que es como se conoce en Francia a la nata o crema de leche montada y azucarada.
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