viernes, septiembre 17, 2010

¡Cuanto odio la hipocresía!

El Director de La Vanguardia, hombre políticamente correcto donde los haya y además celoso de su "buenismo" institucional aunque para ello haya de mentir farisaicamente, sigue manteniendo en su Editorial de hoy, que se puede linkar aquí, que Sarkozy ha actuado mal al expulsar a los gitanos, que fomenta el racismo y la xenofobia y, a pesar que todos los gobernantes de Europa le han dado la razón al presidente francés, él se empecina en que si patatín, que si patatán...

Se lamenta, hipócrita, de "¿Qué Europa es esta que es incapaz de acoger a un colectivo de raíces tan profundas?" . Pero no se pregunta por qué durante cinco siglos esta comunidad se ha negado rotundamente y en un 90% de sus individuos, a aceptar las reglas del juego de la civilización, la cultura y el estilo de vida de la tierra a la que llegaron desde la India, en su nomadismo salvaje. Ni tampoco se ofrece a acogerlos en el jardín de su casa...

Y aporta, como ejemplo, una anécdota personal en relación a "un gitano húngaro, hábil pianista que trabajaba en un hotel de lujo de Austria, hombre culto y amable".

Pero ¡coño!, periodista de los cojones... A este pianista y a otros (no muchos) como él, no es a los que Sarkozy (y Berlusconi, y la Merkel, y el Rajoy, etc. etc.) quiere expulsar del país. Quiere expulsar a los "roms" (*), los gitanos ahora procedentes de Rumania y de Bulgaria, ilegales sin papeles y que, en una gran mayoría, a lo que vienen es a instalarse con sus caravanas (sus "carromatos y burros" de ahora), en terrenos públicos o particulares que transforman en estercoleros y alcantarillas al aire libre, que ni se lavan ni llevan a sus hijos a la escuela; ni se integran ni intentan encontrar trabajos serios y honrados si no que, por decisión casi diría que genética, prefieren dedicarse al trapicheo, la mendicidad profesional y agresiva, los hurtos y pequeños robos, la venta al "detall" de drogas ilegales y todo ello acompañado con broncas e intimidación a las buenas gentes de los pueblos en los que se instalan.

Y con ellos debería expulsarse (o, por lo menos y si legalmente no es posible, meter en la cárcel) a los que no son extranjeros pero se comportan igual que los mencionados.

Ni yo, soy racista... y ya es decir. Porque no tengo nada contra los gitanos, los "sudacas", los "putos" moros, los negros, etc., por ser lo que son si no por hacer lo que hacen cuando hacen algo de lo anteriormente señalado (o mucho peor, en según que etnias recién llegadas...).

Y contra los que no se pueden expulsar, a cumplir penas de cárcel pero sin permisos de fin de semana, redenciones de penas "ful" que permiten eludir el castigo real, recibir esposas, amigas o prostitutas ya que la cárcel es para privar de la libertad y sus privilegios. Porque la sociedad tiene derecho a defenderse y a vengarse de quienes la agreden. Y son más importantes los derechos de la sociedad, o el colectivo de individuos legales y cumplidores de las normas, que los derechos de los delincuentes y marginales cuando estos no saben o no quieren redimirse. Y a los reincidentes, que con ello ya han demostrado la incapacidad de reformarse, a la cárcel de por vida. Ya sean moros, gitanos, franceses, andaluces, o de Avinyonet de Puigventós de toda la vida.

Coronel Von Rohaut

(*) Eufemismo de gitanos y con etimología de "romanís" o "pueblo romaní". Y sinónimo de "zíngaros", "tziganes", "romanichels", "gipsies", etc.

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