En la base de Bagram, la mayor de Afghanistan para las fuerzas aliadas de la ISAF, unos soldados americanos estaban haciendo limpieza, quizás con vistas a su próxima evacuación de aquel país-hormiguero.
Y los trastos y deshechos recogidos los iban metiendo en un contenedor y de ahí a la incineradora. Y entre tales desperdicios, al parecer, se encontraban unos cuantos ejemplares del Corán ("al-Qur'an"), que vete tu a saber qué leches hacían en un cuartel americano.
Pero al echarlos al fuego, unos trabajadores indígenas que por allí revoloteaban, se dieron cuenta de lo que era y sacaron los que pudieron del fuego y, rasgándose las vestiduras y gritando "muerte a los infieles", salieron a la calle explicando el "ultraje a su religión" que estaban perpetrando aquellos pobres e ignorantes hijos de Texas o de Idaho.
Yo soy, faltaría más, totalmente contrario a la quema de libros, como "auto de fé" o como "declaración de principios", como hacían los "nazis" con las hogueras de libros de escritores judíos (algunos grandes filósofos y sabios) que perpetraban en los años 30 del pasado siglo en las calles de Alemania y que no eran más que actos de barbarie, xenofobia y antisemitismo.
Pero otra cosa es la quema de basuras por pura higiene...
Coronel Von Rohaut
miércoles, febrero 22, 2012
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2 comentarios:
Parece que eran libros decomisados por haber sido utilizados como medio de transmisión de mensajes a los insurgentes.
Pues mejor. Bien quemados están...
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