En agosto del 43 tuvo lugar la Conferencia de Québec, entre Roosevelt y Churchill, en la que acordaron acceder a las peticiones de Stalin repetidamente formuladas (y que ya venían preparando), y abrir un nuevo frente en el Oeste: la invasión de Normandía.
Y dada la relación de fuerzas, Churchill accedió a que el mando conjunto de la operación recayera en el general americano (el favorito de Roosevelt) Dwight D. Eisenhower.
También se confirmó el seguir con los estudios de la bomba atómica, que culminarían en Hiroshima.
Luego, en los encuentros de El Cairo y Teheran (esta vez ya con Stalin), todo se reconfirmó (salvo lo de la energía nuclear, que fue el secreto mejor guardado de la historia, todo y los inmensos medios, físicos o materiales y económicos, puestos a su servicio).
Coronel Von Rohaut
(PS) Toda esta cronología del Verano del 43 que vengo escribiendo ha sido suministrada por la publicación francesa "L'Opiniom" de J.D. Merchet, en la que me he amamantado.
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2 comentarios:
En realidad los alemanes algo sabían del proyecto nuclear. De hecho llegaron a mandar a la desesperada un par de agentes en un submarino.
Pero de las instalaciones de Los Alamos, en el desierto de New Mexico, donde trabajaban diariamente miles de científicos y especialistas traídos de todo el país, con gigantescas instalaciones civiles y militares (laboratorios y talleres, aparte de la logística) levantadas en tiempo record por los ingenieros militares (que también a miles trabajaron allí) no se supo nunca nada hasta el final de la guerra y con las bombas "testadas" en vivo y en directo.
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