Hace años, ya muchos, en que el pollo no era una proteína barata (y no lo pienso criticar, ya que la cría industrial de razas híbridas lo ha abaratado y permite que lo coman muchas gentes que antes no podían). Ni siquiera era una comida de domingos si no que más bien era una especialidad de Navidad y de Fiesta Mayor.
Y recuerdo que, de pequeño, con mis padres fuimos a un restaurante (que ya no existe pues años después lo busqué) de Santa Coloma de Farners, en Girona, comarca de La Selva, y nos sirvieron un "pollastre a la cocotte" o sea, un pollo guisado en una especie de olla de cerámica, de forma oval (entonces) y cuya tapa se sellaba para que la cocción fuera cerrada.
No recuerdo haber vuelto a comer, nunca jamás, un pollo tan rico, tierno y sabroso al mismo tiempo. Los de ahora son siempre tiernos, pero casi sin ningún sabor...(*)
Coronel Von Rohaut
(*) Alguna vez mi esposa había adquirido "pollo de corral" pero mis hijos se quejaban que era demasiado duro; quizás mi esposa, buena cocinera, no había sabido encontrar el punto de cocción; hay técnicas que se olvidan al paso de las generaciones...
En la imagen, un pollo de Raza "Prat" o de "pota blava". Y que no es una raza del pueblo de Prat del Llobregat (que sí, que también), si no de la "Granja Prat" que estaba en dicho término municipal. Es el único pollo de España con indicación geográfica protegida.
martes, julio 08, 2014
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