Tanto los que se regocijan (se corren orgásmicamente de orgiástica alegría) con el final ominoso y vergonzante del "padre Pujol" (en las Españas, son millones los que se revuelcan...) como algunos de sus sufridos y azorados seguidores catalanes, proclaman que la confesión de Pujol condicionará la reunión entre Mas y Rajoy.
Cómo dice el diputado Pere Bosch, "¿como si antes se esperase alguna cosa de provecho...?"
Y es cierto: en una negociación entre un presidente catalán (de la "Srta. Pepis" ya que no tiene ningún poder), y el Jefe del Gobierno español, solo puede esperarse que el castellano le dé pol culo al catalán. Y que encima le haga pagar la entrada al Puti Club (*), las copas, la vaselina (y gracias que se la ponga) y los condones.
Coronel Von Rohaut
(*) Toda España es un inmenso Puti Club, sede social del "gang" mafioso formado por la comunión de los poderes políticos y económicos, más grande de Europa.
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