Leo el texto de los discursos de Fin de Año de varios presidentes autonómicos (¡qué mas da que sean del PP o del PSOE...!) y en todos (¡salvo la "sultana" andaluza!), se insulta y agrede a los catalanes (*) en algo que ya no es la "catalanofobia" inherente que yo vengo denunciando desde hace años, si no un clamor de odio profundo y visceral a todo lo catalán.
¿Y por qué tanta animadversión expresada por estos políticos felones? Pues, sencillamente, por el pavor monstruoso que tienen, si nos independizamos o el gobierno nos acuerda alguna financiación autonómica mejorada y más justa (lo que ellos adjetivan de "privilegios inmerecidos"), a quedarse sin la financiación extra que ellos sí que obtienen del gobierno y procedente de lo mucho que el estado nos roba (o se apropia, para decirlo más finamente) a los catalanes, al repartirse los impuestos recaudados en Catalunya y procedentes de nuestro esfuerzo fiscal y que, finalmente, van a parar a sus bolsillos insaciables, estériles e improductivos
Y no lo digo yo sino que son ellos mismos los que así lo expresan en sus discursos (¡hay que leerlos...!); lo dicen sin ningún miramiento y sin ninguna vergüenza (que no tienen y nunca la han conocido), convencidos como están que es suyo, que les pertoca (esta palabra es un catalanismo y nunca tan bien empleada...) por derecho divino; o mejor dicho, por "derecho de conquista" ("derecho de pernada" diría yo).
Nunca había leído yo tanto rancor y desprecio, en lugar de agradecernos todo lo que hace años y a través de una "solidaridad interregional" mal entendida (la solidaridad excesiva e impuesta no es solidaridad sino exacción pura y dura) les hemos estado regalando...
Cada día siento más necesidad de independizarme de esta gentuza, de esta chusma hispano-castellana, indolente, soberbia, voraz, parásita y profundamente desagradecida
¡Señor, te lo suplico humildemente postrado a tus pies, sálvanos de Castilla la miserable, la pordiosera, la inquisitorial y expoliadora, la de los hidalgos vividores, chorizos y morosos. Amen!
Coronel Von Rohaut
(*) Y el más duro el miserable aragonés Lambán, el que con nocturnidad y alevosía y aprovechando el "artícuolo 155" y sin esperar la sentencia de los tribunales, nos ha robado (con la complicidad criminal del Ministro de Cultura de España, de la familia de los Méndez de Vigo) los bienes de Sixena, salvados de la quema por el catalán Josp Gudiol y pagados religiosamente a las monjas aragonesas que los tenían abandonados.
¿Nos devolverán el dinero pagado? Ni se lo plantean, corruptos que son todos ellos...
martes, enero 02, 2018
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