Ahora está de moda diagnosticar el PTSD (Post Traumatic Stress Disorder) o daños por stress post-traumático, a los soldados que luchan o regresan del frente.
Es lo que antes se conocía por "depresión" solo que en el caso de los militares sería la que sobreviene tras el esfuerzo de la guerra, el miedo tras el combate.
Yo, y que Dios me perdone, siempre había creído que esto de las "depresiones" (igual que las famosas histerias femeninas) eran unas mariconadas que se solucionarían con un buen par de hostias. Hasta que un día cayó en estado depresivo mi querida suegra, buena persona donde las hubiese y que jamás había hecho cuento, por lo que tuve que rendirme a la conclusión que las depresiones y otras afecciones mentales o psicológicas, de existir, existen.
Y en el caso de las "depresiones" o "stress" de los soldados, a pesar de haber estado siempre de acuerdo con la opinión del General Patton, que solo merecían una buena patada en el culo y a luchar de nuevo ya que él decía que no era más que "canguelo" puro y duro (*), parece ser que tienen reales causas y componentes médicos que se están detectando. El propio Pentágono, aparte de investigar en "scaners" cerebrales que puedan detectar la enfermedad antes de su aparición o sea, antes de entrar en combate, está trabajando en un compuesto de fármacos o píldoras que permitan prevenir sus síntomas antes que sean declarados.
En Toulouse, Francia, se está celebrando un seminario con una sesentena de universitarios, investigadores y cuidadores. Participa también un general ex jefe de las Fuerzas Especiales francesas, psiquiatras militares, veteranos de regreso de Operaciones Exteriores, dos reservistas del Tsahal (fuerzas armadas de Israel), etc.
O sea que el problema debe tener relevancia para el servicio y debe ser importante para los dirigentes militares y la sociedad, ya que el tratamiento de los veteranos de guerra traumatizados comporta un coste económico elevadisimo. Aparte de reducir los efectivos disponibles para el combate y limitar su efectividad.
Pero el estudio del Pentágono que, entre las guerras de Irak y Afganistan, se han dado mas de 300.000 casos de veteranos afectados de PTSD que necesitan cuidados me parece un poco exagerado. Quizás tenía razón el General Patton. O quizás los reclutas o voluntarios de hoy en día, criados y educados con muchas mas comodidades, mimos, confort y caprichos que los de entonces, se cagan de miedo mucho antes y no aguantan nada.
Ya los generales israelíes, en las ultimas campañas militares del ejército judío, cayeron en la cuenta que las tropas actuales, procedentes mayormente de zonas urbanas, eran mucho menos duras y aguerridas que las de las campañas de los años sesenta y setenta del pasado siglo que, en su mayoría, procedían de los "kibutzzim" o granjas agrícolas colectivas donde, además de la vida más física y al aire libre, recibían una formación moral de lucha y de ética de equipo; un poco de "boy scout".
Coronel Von Rohaut
(*) Que, como siempre se ha sabido, puede tener efectos psico-somáticos, como cagarse, mearse o vomitar de miedo.
lunes, febrero 08, 2010
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1 comentario:
Claro todos los veteranos de guerra de Vietnam se volvieron junkies, y eso que ahora disparas tu arma de lejos y ya está, luchar con espada y que la sangre te salpique eso debe haber sido interesante. Suerte.
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