En Diciembre de 2005/Enero de 2006 sufrió unas hemorragias cerebrales que, desde entonces, le mantienen en coma profundo y estado vegetativo. Pero fue un gran general, un héroe de guerra y hombre de estado judío.
Participó en distintos grados pero siempre de forma brillante, en la Campaña del Sinaí de 1956, liderada por el General Moshé Dayan, y al mando de una brigada paracaidista. En la Guerra de los Seis Días, de 1967 y dirigida por el General Yitzhak Rabin, al mando de una división acorazada. Y en la brillante contraofensiva de la Guerra del Yom Kippur, del 1973, en la que tuvo una participación destacada ya que estuvo a punto de alcanzar, también con sus blindados, el mismo El Cairo, al que no llegó a entrar, detenido por las presiones políticas.
Al regresar como héroe de dicha campaña y sabiendo que jamás alcanzaría el Mando Supremo de las Fuerzas Armadas como si hicieron los dos otros generales citados y debido a su carácter fogoso y rebelde, abandonó el ejército y entró en el Parlamento, como diputado. Mas tarde contó que allí, rememorando todas las graves, rápidas e importantes decisiones de había tenido que tomar en el curso de sus campañas militares, decisiones que comportaban la vida o la muerte para miles de personas, se extrañaba un poco que otras personas con las que tenía que discutir y que jamás habían tenido que tomar tan importantes determinaciones, tuvieran el mismo grado de poder que él. Y añadió Sharon: "No era ninguna duda ni desconfianza hacía la democracia; solo era un sentimiento".
Años mas tarde y ya como Jefe de Gobierno o Primer Ministro, hizo destruir numerosos asentamientos de colonos judíos en la zona palestina de Cisjordania, enfrentando gran oposición de muchos de sus conciudadanos. Pero Arafat no quiso aceptar la mano que se le tendía, no deteniendo su "Intifada" o revuelta anti-judía, cobardemente llevada a cabo por civiles y niños a los que exponía a los tanques israelíes y prefiriendo mantener la tensión y el terrorismo, que tanto beneficio le proporcionaba, en lugar de trabajar en serio para la paz.
Posición que Arafat ya había sostenido anteriormente en varias ocasiones y especialmente boicoteando los esfuerzos de paz de Rabin, a quien incluso le costaron la vida frente a judíos más extremistas.
Luego, Sharon también ordenó la retirada unilateral (que sorprendió gratamente a todas las cancillerías occidentales y levantó la admiración de la Secretaria de Estado USA, Condoleezza Rice) del ejercito judío de la Franja de Gaza, que controlaban militarmente desde la victoria de la Guerra de los Seis Días. Pero en lugar de aprovechar la oportunidad de reconstruir y desarrollar su estado propio, para lo que recibieron cuantiosas ayudas internacionales, especialmente de la UE, prefirieron convertir dicho territorio en un refugio de terroristas que, con incursiones y lanzamiento de cohetes, justificaron el regreso de los israelíes y la ocupación de Gaza, tan denostada por todos los "progres" de Europa y especialmente de Catalunya y España. Ignorando, de forma parcial y sectaria, las causas de la misma.
Ahora, el sucesor del moribundo Sharon, Netanyahu, no parece estar dispuesto a más concesiones ni tiene la autoridad moral que tenía Sharon, héroe de guerra y general victorioso, para hacerlas. Los palestinos se lo perdieron y ahora que lo paguen.
Coronel Von Rohaut
jueves, septiembre 17, 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario