Una de las cosas que más me chocó en una de mis primeras visitas a Paris y visitando (*) el Palais de l'Elysée, sede la República Francesa y residencia del Presidente, fué observar que las partes traseras del Palacio y de la residencia de la Embajada de los USA (en la imagen) estaban a la vista una de la otra, ambas en la calle Faubourg Saint Honoré.
O sea, llegué a la conclusión que el embajador americano no tenía ni necesidad de llamar por teléfono al presidente francés para pasarle sus instrucciones. Era suficiente con abrir la ventana y pegarle, sin intermediarios, un grito. Como buenos inquilinos de un patio de vecinos...
Coronel Von Rohaut
(*) Dando una vuelta alrededor; no supe ni si se podía visitar por dentro. En cambio, a la Casa Blanca de Washington sí que pude realizar una muy completa visita acompañada, incluido el Despacho Oval. Creo que ahora, por el tema del terrorismo y la seguridad, también han restringido las visitas públicas. Entonces se entraba y salía por la puerta lateral por la que pasan los empleados, asesores, etc. y que tantas veces sale en los films y series americanas.
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