En su día ya lo expliqué pero ahora, ante el avance imparable de la más dura ultra derecha, primero en Andalucia y pronto en toda España, y siguiendo los vientos de la historia que se dibujan en Europa y gran parte del mundo occidental y civilizado, repetiré y no me avergüenza decirlo, que yo también soy ultra-derechista.
De una ultra-derecha patriótica, militarista y autoritaria, un poco (solo un poco, por atavismo...) machista, y un mucho homófoba y xenófoba: no me gustan ni los putos moros islamistas y mahometanos de mierda, ni los gitanos ignorantes y sucios y no integrados (como en todas partes, los hay de buenos...), ni demás gentes de mal vivir. Tampoco los chorizos, claro, aún que sean cristianos blancos y "de los nuestros"...
Pero, claro está, no soy ni quiero ser de la ultra-derecha española y soberbia, castellano-centrista y excluyente, mesetaria y bellotera, si no de la ultraderecha civilizada y culta, nacionalista catalana y catalanista que, en su día, representó el partido fundado por Francesc Maciá, con Ventura Gassol y la simpatía de Batista i Roca, (que luego dió nacimiento a Esquerra Republicana de Catalunya), y que encarnaron los hermanos Badía (asesinados en plena calle por pistoleros anarquistas de la FAI).
Me refiero a "Estat Catalá" (actualmente disuelto o fragmentado entre varios grupúsculos insignificantes...). Está claro que no tengo suerte o que mi visión política está deformada y no tiene ningún futuro...
¡Hey, tal como yo mismo...!
Para nada reniego de los movimiento obreros izquierdistas del siglo pasado y que de no ser por los Sindicatos de clase, los niños todavía trabajarían en las fábricas (*) y los obreros trabajarían mas horas que no tiene el reloj, sin vacaciones y por un sueldo de miseria (**).
Claro que la libertad de comercio y el libre cambio, que han hecho la prosperidad de Occidente, precisan de reglas estrictas y humanitarias o sociales que se hagan cumplir. Pero me asusta el caos y la anarquía...
Siempre tiene que haber alguien que mande para que las cosas funcionen.
Coronel Von Rohaut
(*) Mi madre, o sea no hablo de la edad media ni de Pakistán, hija de inmigrantes valencianos, con 13 años entraba a trabajar a las 6 de la mañana en una fabrica textil de Barcelona y iba a la escuela de noche. Era inhumano...
(**) Y quizás, desde la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la URSS, los sindicatos han perdido fuerza y los patronos capitalistas han perdido el miedo (y la vergüenza) y estamos regresando a algún tipo de esclavitud laboral encubierta y de explotación de la juventud (becarios mal pagados, "mierda-jobs" precarios, etc.)...
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