Cada vez que un bombardero pesado, de alas de geometría variable, supersónico y de largo alcance como el B1-B "Lancer" (*), es enviado en misión sobre Afghanistan, cuesta 720.000 dólares solo en consumo de fuel y reparaciones. Además, por cada hora de vuelo, requiere 48 horas de puesta a punto y revisiones.
Una locura, sobre todo, cuando se sabe que no lanza ni una sola bomba desde que rigen las actuales restricciones militares al uso de ataques aéreos o "airstrikes" y las nuevas normas para evitar los políticamente incorrectos "daños colaterales" o muertes de civiles causadas por los bombardeos indiscriminados o poco precisos.
Tan solo se pasea por el aire con una gran cámara de reconocimiento como puede hacer, cientos de veces más barato, un "Predator" (**).
Una razón más para que muchos estrategas se cuestionen sobre la actual dimensión y configuración de sus fuerzas militares, a la vista de las actuales amenazas de guerras híbridas, asimétricas, COIN, etc.. Lo que no elude la necesidad de empezar a diseñar un nuevo y más moderno bombardero de largo alcance para el caso, Dios no lo quiera, de tener que enfrentarte algún día, con un grande y bien defendido enemigo.
Coronel Von Rohaut
(*) Fabricado por North American Rockwell International, ahora parte de "Boeing"
(**) "Drone" no pilotado o UAV
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