Ahora muchos se rasgarán las vestiduras, acusarán a Sarkozy de racista y xenófobo o dirán que todo lo hace para atraerse los votos de la ultra-derecha al acercarse las elecciones.
Y todo porqué Sarkozy ha anunciado que deportará a todos los inmigrantes ilegales o sin papeles que, en Francia, sean acusados de delinquir. Que, aunque sean nacidos en Francia, si son de origen extranjero (quiere decir maghrebí o gitano) se les retirará la nacionalidad francesa, de la que no son dignos si disparan contra policías, gendarmes y edificios oficiales.
¡Europa no es "territorio comanche"!
Todo ello después que bandas de gitanos dispararan e incendiaran una gendarmería (comisaria rural) en un pueblo de Francia después que la gendarmería matase a un conductor gitano. Pero un gitano, delincuente habitual, que en dos controles se negó a parar su vehículo y embistió contra los policías a los que hirió y los cuales, muy bien hecho, le descerrajaron un par de tiros.
O que en Grenoble y durante varias noches y otra vez, bandas juveniles de maghrebíes incendiaran coches y actuaran vandálicamente. Por qué la policía, en una persecución en coche, había matado a un joven maghrebí que huía. Y vi por television como gente de la calle se enfrentaba a la policía; o un chico, maghrebí, decía que no había derecho que la policía matase a sus compañeros. Pero nadie decía, o hacía ver que no sabía, que los que huían acababan de cometer un atraco; actividad que, al parecer, ya les parece bien o encuentran ajustada a derecho y lícita. No, si al final hasta pedirán que cuando unos atracadores se escapan, la policía les abra camino para protegerles...
Y nunca entenderé que a los gitanos, en Francia, se les conozca con el apelativo más suave de "pueblo Rom" o, de forma todavía mas eufemística, se les denomine "las gentes del viaje", aludiendo a su nomadismo (sin domicilio fijo, ni trabajo honrado en muchos casos, ni papeles, ni mandar los hijos a la escuela si no enseñarles a robar "en familia", ni haber pagado jamás impuestos, pero sí beneficiarse de la Seguridad Social, etc.).
Salvo los ilegales llegados en masa ultimamente y procedentes de Bulgaria y Rumanía y venidos, como en España, con la sola idea de robar y/o mendigar, muchos residen en Francia (o en España) desde hace trescientos años o más y jamás han querido ni aceptado integrarse en la sociedad de acogida. Pues muy bien; si no quieren, es su libertad. Pero que se vayan pues aquí no queremos chorizos cantaores o guitarreros, pero sucios delincuentes y parásitos de la sociedad.
Ojalá Sarkozy consiga su propósito y dé ejemplo o cree escuela entre los políticos europeos. De momento leo que en Holanda, el partido que ha de formar gobierno, tendrá que recibir el apoyo del grupo "xenófobo", pero lúcido, de Geert Wilders, que ha obtenido un gran crecimiento. Quizás se una a Dinamarca, que también esta endureciendo las condiciones de inmigración. Nunca entenderé a las gentes que, bajo la excusa de un buenísmo, cándido pero bobo, se oponen a que defendamos la pervivencia de nuestra cultura y modo de vida frente a las agresiones exteriores. Lo que no es xenofobia si no defensa propia, pues a los que llegan en son de paz, se ponen a trabajar honradamente y no molestan ni con su suciedad ni con sus costumbres religiosas retrógradas, ni salen a la calle vestidos de fantasmas, yo les digo: "bienvenidos" (*).
Coronel Von Rohaut
(*) Pero siempre sería mejor ayudarles a que se queden en sus paises y trabajen allí para colaborar en su desarrollo. Ayudarles para que no tengan que venir, lo que es un trauma para ellos y una, cuando menos, grave molestia para nosotros. Y los gitanos, pues que se laven y estudien y trabajen, o se les manda a cantar y robar a la India.
sábado, julio 31, 2010
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2 comentarios:
¿Como podrá aplicar las leyes francesas de nacionalidad?.El problema es que hemos aceptado como ciudadanos a quienes quieren destruirnos.
Como que las leyes son interpretables o hasta modifcables, espero que lo consiga,
Y que aceptemos justo a los que necesitamos; Europa no puede acoger y solucionar toda la miseria del mundo, bajo el peligro de su propia desaparición, lo que no serviría a nadie.
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