Pero en numerosas veces me he preguntado, al hablar de Afghanistan ¿qué coño hacemos ahí?
Ya salieron, por piernas y vencidos y escocidos, y por dos veces, las gloriosas tropas coloniales de la Reina Victoria y que, siguiendo con su "Great Game" con la Rusia zarista, intentaron invadir y ocupar Afghanistan, para evitar que los rusos alcanzaran su salida al mar por el Asia central.
Los mismos rusos soviéticos, y no hace tanto, tuvieron que largarse, abandonando sobre el terreno (ver imagen) los restos oxidados de su poderío militar y tecnológico. Y que conste que su apoyo al régimen comunista que se había instalado en aquel país, hubiera modernizado las caducas y anquilosadas estructuras, tribales más que medievales, de aquel territorio. Pero los americanos, haciendo de ingleses victorianos, contribuyeron a que no pudieran...
Y ahora, enfrentados a los que los mismos americanos ayudaron, tendremos que largarnos todos. Ya Karzai está negociando con el taliban (*), con la bendición del Tío Sam, que no sabe como salvar la cara.
Coronel Von Rohaut
(*) Todos los tratados teóricos de guerras post-modernas, asimétricas, contra-insurgentes, etc. insisten en la necesidad de conquistar, como dicen ahora los americanos, las mentes y los corazones de la población. Pero no sé qué es peor: si los fanáticos taliban, o el corrupto Karzai y su gobierno putrefacto y narco-traficante...
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