La gran política no se lleva a cabo en los grandes y pomposos foros internacionales si no que es un asunto de buenas relaciones entre colegas (y de hacer coincidir los intereses).
Hace menos de una semana Robert Gates, secretario de Defensa USA cenaba, a bordo de un yate en el río Potomac (Washington DC), con su homónimo ruso.
Ayer el presidente ruso Medvedev anunciaba que Rusia no venderá sus cohetes antiaéreos de gran alcance,
S-300, a Irán.
Hoy, desde las calles de Jerusalem, se escuchaba el ruido de descorche de botellas de champagne en los despachos del gobierno israelí y se veían volar los tapones por las ventanas. Menos problemas si, más adelante, fuera necesario bombardear las plantas persas de centrifugado de uranio, para su enriquecimiento con vistas a fabricar bombas atómicas que, en manos de fanáticos como el Ahmadinejad, son un peligro para el mundo.
Coronel Von Rohaut
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