Ya sé que no son las islas de Pacífico Sur, que a su belleza casi insultante unen su lejanía y su exotismo y a las que para saltar de una a otra, especialmente las más bellas que son las pequeñas y los atolones coralinos con sus "blue lagoons" y arrecifes, hay que utilizar ligeros hidroaviones como el de la foto de arriba, lo que añade un toque de aventura.
Pero tampoco están mal y, además, a estas sí que las conozco y bien. Son las otras tres fotos que corresponden, una, al delicioso rincón de "Na Macaret" en noche de luna llena, entre "Fornells" y el "Port d'Addaia", en la bravía costa norte de profundas aguas azules y azotada por la tramontana.
Y las otras dos de abajo a la maravillosa cala virgen mediterránea, entre acantilados, pinos, arenas finas y blancas y cristalinas aguas azul turquesa (similar a la de los atolones del Pacífico) de "Cala'n Turqueta" (*), en la suave costa sur o de "migjorn", entre la "Platja de Son Saura" y las calas "Macarella" y la "Macarelleta".
Ambas en la isla de Menorca; en la zona de Mercadal la primera y en la de Ciutadella la segunda.
Lugar donde con la familia, cuando mis dos hijos y mi sobrina eran todavía adolescentes, pasé varios años las, quizás, mejores y más bellas vacaciones de mi vida.
Cuando ya acumulas mucho más pasado que futuro, los recuerdos son importantes....
Coronel Von Rohaut
(*) Llamada así no precisamente por el color turquesa de sus aguas si no por ser lugar de desembarco de los invasores "turcos" en sus razzias mediterráneas. Y donde, hace ya muchos años y en un día de julio, en pleno verano y a las 12 del mediodía, mi mujer y yo estábamos solos en el agua y con no más de un par o tres de familias en la arena. Son tiempos que ya no volverán ya que años después ya era imposible, todo y que Menorca no sufría, todavía, las molestas aglomeraciones de la Costa Brava catalana.
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