Gracias a Dios yo nunca he sido creyente. Quizás porque de pequeño empecé a masturbarme muy pronto y esto abre los ojos.
Igual que soy "darwinista" desde muy temprana edad ya que mi tío Ricardo, "el anarquista", tenía una biblioteca (que yo heredé después y ya lo expliqué en un "post" antiguo y que no voy a "linkar" por pereza de buscarlo) muy comprometida. Abarcaba desde la "Astronomía" del precursor de la astronomía catalana, J. Comas Solà, hasta "El apoyo mutuo", de Kropotkin, pasando por "El origen de las especies", de Charles Darwin, que devoré de muy joven y que es fácil de comprender, incluso para un niño.
Siempre me pareció ridículo que para entender o explicar la creación del universo así como tantas y tantas cosas que aún no hemos desentrañado, hubiera que recurrir a la magia, el esoterismo y las supersticiones o sea, las religiones de todo pelaje.
Evidentemente que la creación del Universo, qué somos, de donde venimos, crea tantas dudas que es lógico que mucha gente caiga en la trampa fácil de achacarlo a un Dios; pero yo jamás lo hice y preferí ampararme en el "ya se sabrá". Con los años, la ciencia que ha ido derribando muros de ignorancia y trayendo explicaciones lógicas del nacimiento a través de una gran explosión seminal, el "Big Bang", se ha ido sabiendo todo, paso a paso, hasta justo unas milésimas de segundo posteriores a dicha gran explosión y posterior expansión continuada del universo durante millones de años/luz.
Pero a mí, quizás por mi mayor ignorancia y a pesar de mi predisposición hacía las explicaciones científicas y racionales, siempre me quedaba aquella pequeña duda: "vale, no lo hizo Dios, pero ¿de donde salió 'lo' que explotó, si antes de la explosión no había nada? ¿Si todo el universo se creó en aquel mismo momento, qué era 'lo' que permitió el 'big bang' o le dio paso? Porque cuando 'algo' explota y luego se expande, se presupone la existencia previa de ese 'algo' ¿no?.
En sus primeros estudios Stephen Hawking no negaba a Dios y dejaba entrever que su existencia podía convivir con sus explicaciones científicas; quizás con ello trataba, o que le dejaran en paz los "carcas", o de justificar esta aparición anterior de 'algo' que provenía de donde, científicamente, no había nada. Ya, a continuación, sus teorías (y las de muchísimos otros científicos) explicaban racionalmente y alejados de la poesía bíblica, toda la cadena posterior de advenimientos astrofísicos y químicos y hasta llegar a la creación del mundo y la aparición del hombre sobre la Tierra.
Ahora mismo, Stephen Hawking acaba de asegurar que la existencia de Dios, que ya puede afirmar que no existe y lo cual yo siempre había intuido, ya no es necesaria para explicar la creación del universo (o sea, el "Big Bang", aclaro yo). Que no hizo falta ningún Dios para encender el interruptor e iniciar el proceso. Que esto lo hizo la gravedad y lo explica la física.
Pero como que yo soy muy burro, sigo sin aclararme de donde salió 'lo' que salió de la nada, qué era la nada y donde estaba la nada cuando no había nada.
Ya que todos los científicos están de acuerdo (y yo lo acepto), que antes del "Big Bang" no había nada...
Coronel von Rohaut
sábado, septiembre 04, 2010
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2 comentarios:
La verdad que me produce pesadumbre pero sí soy agnóstico y sin embargo no dejo de asombrarme de la falta de escrúpulos de determinada gente. Wittgenstein ya decía que de cuestiones religiosas la ciencia no puede hablar son dos planos ditintos del pensamiento ¿Por qué Hawking y Dawkins se empeñan en atacar a la gente de creencias religiosas? porque tienen que vender libros y hay que crear polémica.
Bueno, yo sí creo que la ciencia, que como producto humano muchas veces yerra, tiene la obligación de intentar aclarar lo que está en la oscuridad. Y toda religión es, "per se" oscura que te cagas. Porque si los cientificos tienen necesidad de vender libros, no digamos ya la necesidad que tienen las religiones de mantener su "chiringuito". Y, ojo, que yo respeto especialmente las religiones judeo-cristianas, por formar parte de nuestra cultura occidental y haber contribuido a crear nuestra moral.
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