Un simpático y posiblemente feroz patriota españolista (*) pregunta, en una emisora de televisión, si el problema de la deuda no será por culpa de las "desbocadas" deudas de las comunidades autónomas y no el de la deuda de España. Y lo hace así, retóricamente, para dar a entender que todos los males económicos de España como Estado vienen de las malditas autonomías que "rompen" España.
Y no puedo culpar a este pobre diablo de su analfabetismo ya que es a diario que emisoras de televisión como la implicada pero también muchas otras, así como emisoras de radio, periódicos y revistas (**) se pasan el día resaltando lo perjudiciales que son las autonomías y aún que algunas sí es cierto que se han endeudado muy por encima de sus posibilidades (y por motivos de corrupción y de repartirse los dineros entre cuatro "amiguetes"), los que así hablan quieren culpar, básicamente, a Catalunya (***). Y la calumnia, la mentira y la maledicencia, van haciendo mella entre los imbéciles, los desinformados y los pobres de espíritu proclives a culpar de todos los males a los catalanes, los judíos de España.
Pero si queremos dejar de ser embaucados y nos atenemos a los fríos datos contables, a los números oficiales y contrastados veremos que:
- La Deuda de la Generalitat de Catalunya, al 31-12-2010, todo y siendo la más elevada de todas las autonomías, era de 31.886 millones de euros.
- La Deuda Soberana de España o total de la deuda oficial española era, en la misma fecha, de 638.767 millones de euros.
- O sea que la deuda catalana representa tan solo un 5% del total de la española.
- Mientras que los catalanes (7,5 millones frente a 47 millones) representamos un 15% del total de la población del estado español.
Entonces, malditos gilipollas españolistas y anticatalanes ¿cual es la deuda que pesa, que perjudica a España y a todos los españoles, la catalana o la nacional? (****).
¡ Bastardos, cabrones y mal nacidos !
Coronel Von Rohaut
(*) Que a buen seguro se pasa el día criticando a los "nacionalismos" y declarando que él, faltaría más, no lo es.
(**) Intereconomía, la COPE, La Gaceta, La Razón, ABC, El Mundo y "tutti quanti", malditos cerdos ibéricos que, encima, no dais ni buen jamón.
(***) Al País Vasco y a Navarra ni los nombran ya que estos, disponiendo de todos sus bienes propios, casi no necesitan endeudarse. Como no lo necesitaríamos los catalanes si no nos robasen nuestros impuestos desde Madrid.
(****) Y si me he equivocado en los cálculos, que todo puede ser, por favor: con números, no con opiniones, insultos ni gilipolleces de analfabeto borde...
3 comentarios:
Lo lógico a largo plazo sería generalizar el sistema vasco navarro y desarrollar el Fondo de Compensación Interterritorial.
El sistema vasco/navarro tampoco es una panacea. Da más margen de maniobra a las haciendas locales, pero no ilimitada.
El sistema en esencia es; tu, hacienda foral gestionas X tributos con un cierto margen de maniobra.
De lo que recaudes un porcentaje es para ti y el otro se lo pasas al Estado. En teoría el reparto de los porcentajes se hace en relación a las competencias ejercidas por cada administración.
Y para agilizarlo en vez de por porcentajes se calcula la cantidad global que se debe dar a la administración estatal. Y esa cantidad se mantiene durante 5 años.
Pero las teorías siempre son muy bonitas. La práctica no lo suele ser tanto. Porque siempre se discute que porcentaje debe ser el que se quede cada administración. Agravado esto por la trasferencia de competencias que hace que se tengan que cambiar.
Otro problema es que hay impuestos que sigue recaudando el Estado y de los que las haciendas forales tienen que recibir un porcentaje. Y vuelta a negociar y vuelta a liarse.
Y lo mismo para las inversiones estatales en los temas de su competencia. Se negocia, se regatea se pelea .......
Lo dicho, no es una panacea en absoluto.
Si bien yo ya cambiaria a pelo, ahora mismo, el sistema catalán (una mierda de expolio, de saqueo por parte del estado central) por el vasco-navarro, también tengo claro que, lo ideal, lo definitivo, es ser independientes y cada uno lo suyo y administrado como quiera.
O, como decía mi abuela, cada uno en su casa y Dios en la de todos...
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