Algunos catalanes son tan solo autonomistas, otros federalistas o hasta incluso federalistas asimétricos (lo predicaba el Maragall un poco antes de perder la salud) y hasta confederalistas (que es un grado un poco más soberanista).
Pero mientras que independentista, para serlo, es suficiente que lo quieras ser tú (luego, con más o menos oposición e incluso animadversión por la parte ajena), para ser lo otro que he citado es inexcusable, "conditio sine qua non", que también lo sean o se lo sientan los del otro lado, la otra parte contratante, ya que para federar has de llegar a algún acuerdo.
Y cuando en la otra orilla, en la España profunda y mesetaria, no solo no ha habido jamás ni un solo federalista auténtico ni incluso, ahora ya, ningún autonomista que no quiera suprimir el invento que ellos hicieron y que no suspire por recentralizar el estado bajo el yugo hispano-castellano, seguir siendo federalista (algunos sociatas del PSC) o confederalista (como la mayoría de Unió), en realidad es ser gilipollas.
¿Que si me sorprende que sigan habiendo catalanes traidores, equivocados o simplemente desinformados?
Pues mire usted. Si en pleno Siglo XXI hay gentes que aún defienden el creacionismo frente al evolucionismo darwiniano, que anteponen la "sharía" al Codigo Civil, que creen más en la superstición que en la razón, que prefieren la religión a la astrofísica o el juego del Real Madrid al del Barça, a mi ya no me sorprende nada en este mundo loco, loco, loco...
Coronel Von Rohaut
sábado, mayo 12, 2012
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