¡ Y España ha dejado de ser un "País de Pandereta" !

Cuando un país, y no del tercer mundo ni una República Bananera, consigue que tres de sus más altas dignidades del Estado, tres de sus más altos dirigentes estén, y al mismo tiempo los tres, encausados, denunciados o bien bajo sospecha fundada , como son:

1. El propio Rey o Jefe del Estado, por la mala imagen que dio, el pésimo ejemplo causado y el bajo tono moral y ético al ser pillado en una escapada, con su amante, su "barragana", a cazar elefantes al África en plena crisis económica y cuando muchos de sus súbditos pasan graves penalidades.
2. El Presidente del Banco de España, la máxima autoridad monetaria, sospechoso de grave incompetencia y dejación de sus deberes, ineptitud o impericia que podría llegar a ser dolosa, ya que yo nunca dejaré de sospechar, y que Dios me perdone, que haya "trincado".
3. El Presidente del Tribunal Supremo, la máxima autoridad judicial española, denunciado por mangoneo dinerario y, añado yo, posible abuso de poder o de posición. Por descontado, culpable de falta de ejemplaridad.

Es señal inequívoca que dicho país y en contra de lo que yo he venido denunciando durante años, no es ya un País de Pandereta si no que ha alcanzado el máximo y excelso nivel de País de Chorizos y Sinvergüenzas.

Por ello, y es una razón más, los catalanes hemos de alejarnos, separarnos de esta podredumbre económica y moral (*).

Coronel Von Rohaut

(*) Cuando, desde la caverna mediática, nos atizaban a los catalanes por el "caso Millet" y nos ponían a parir, preguntando que dónde estaba nuestro cacareado "oasis moral", yo replico ahora que el "pobre Millet" (que, claro que es un chorizo, que merece la cárcel ya) no es más que un simple aficionado, un "amateur" y un "dilettante", al lado de los banqueros, financieros, hombres de negocios, conseguidores y políticos, nacionales y municipales, de Madrid (y de alguna otra Comunidad hispana), que estos sí que son unos profesionales de tomo y lomo; unos modernos salteadores de caminos, unos bandoleros como la copa de un pino, y me quedo corto.