Veo un reportaje por televisión de una chica bellísima. Es una putilla (perdón, me he equivocado, una modelo rusa, una tártara) que está más buena que la "crème Chantilly" (*) y por lo tanto digna de ser lamida hasta el fondo (del plato, eh...).
Ahora dicen que es la pareja del futbolista del Real Madrid, el portugués Cristiano Ronaldo, y quizás sí que incluso se casen y tengan muchos hijos.
Pero a mi me vienen a la memoria los casos de Claudia Schiffer, la modelo alemana guapísima que te cagas, que iba de pareja, para las portadas de las revistas, del mago americano David Copperfield; o la elegante australiana Nicole Kidman y la opulenta española, más bien jamona, Penélope Cruz, que hicieron el mismo papel con Tom Cruise. O sea, y mientras no me demuestren lo contrario, chicas de alquiler o acompañantes contratadas para servir de excusa, de coartada o disimulo, para unos caballeretes que, al parecer, pierden aceite pero se niegan a dar la cara y salir del armario. Igual ni les metían mano. ¡La Vírgen! que mal aprovechadas por unos mariposones que pueden pagarlas, mientras otros babeamos. Y no me digas ni machista ni homófobo. O dímelo, que me da igual...
Coronel Von Rohaut
(*) Haber puesto que el "steak tartare", aquí hubiera sido demasiado fácil.
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