O mejor "vaudeville" (que debe tener un sentido pero lo desconozco) que se dice en francés, y que en los USA se llamó "burlesque".
Y que es un espectáculo teatral frívolo, paródico y picante. Y que es el espectáculo que ofrece, a diario, el (des)gobierno español, con su "Arlequín" al frente (o más bien "Pinoccio", por su irrefrenable tendencia a mentir por los descosidos) y toda su "troupe" de saltimbanquis, titiriteros y pobres chicas del coro, ministras que son carne de "cabaret", "fanés y descangalladas" como cantaba el famoso tango porteño.
Porqué las soluciones que dan, día sí y otro también, para acabar con la maldita y durante tiempo negada crisis, y ahora para el previsible "tsunami" o embate económico de las restricciones energéticas y el desbocado incremento del coste del petróleo, serían para echarse a reír si no hicieran llorar de pena y de vergüenza ajena. Ni los monólogos del Buenafuente, del Mourinho o del Gran Wyoming, ni las "rajadas" de Javier Sardá, ni las actuaciones magistralmente cómicas de los locutores y presentadores de Intereconomía (émulos "fachas" de los Hermanos Marx), son capaces de superar en hilaridad a los auténticos "inventos del TBO" (*) del ZP, el Pepinho y su escudero el Sebastián.
Este Sebastián ya hace un tiempo prometió y creo que lo perpetró, regalarle una bombilla a cada español (yo jamás recogí la mía; no sé donde se conseguía) para promocionar las lámparas de bajo consumo. El obsequio no le supuso ningún beneficio a ningún habitante de este dichoso país de las maravillas, pero sí le supuso un pastón al gobierno (¡hey, con nuestro dinero...!). Y ahora la "compañía de comediantes de la legua" vuelve al ataque y, para ahorrar (sic), preconizan cambiar las bombillas de todas las calles de pueblo y autovías (pero no dicen quien lo va a pagar), cambiar los neumáticos de los coches, cerrar antes los comercios, limitar la circulación de automóviles, apagar las luces de las casas, limitar la velocidad en autopistas con el dinero que costará modificar los miles de señales (**), etc.
A los gobernantes de países serios y civilizados, cuando encaren las soluciones globales a un problema que es global y de fondo, posiblemente se les desencajarán las mandíbulas de tanto carcajearse cuando se enteren de las gilipolleces y cutres "inventos del TBO" que, con aparente serieded, están pariendo las lumbreras españolas.
Coronel Von Rohaut
(*) Hace años, muchos años, en el "TBO", un "comic" rústico por español pero inteligente por ser escrito y editado en Barcelona, una de las historietas dibujadas, fijas, eran los "Inventos del Dr. Franz de Copenhague", donde se daban soluciones enrevesadas y surrealistas para problemas sencillos y cotidianos, o inventados también.
(**) Con mi experiencia de haber circulado por todas las carreteras de España (desde antes que nacieran las autopistas aquí), haber conducido muchos modelos de coches y haber acumulado cientos de miles de kilómetros, puedo prometer y prometo que, si bien entre circular a 120 kms./h en velocidad constante a circular a 160 o más y dando acelerones, la diferencia de consumo es brutal, entre ir a 120 o ir a 110, el ahorro es imperceptible.
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