miércoles, mayo 22, 2013

La verdadera guerra no es solo lingüística, si no nacional

En la doctrina subyacente en la "Ley Wert" deberíamos evitar que las ramas nos impidieran ver el bosque. Siendo muy importante, como es, el ataque (*) a la "inmersión lingüística" y entendiendo que la Generalitat se oponga, más importante y mucho más peligroso para la identidad de Catalunya es el que el gobierno se apodere de la fijación, igualitaria y centralizada para todo el territorio de España, de los temas o currículos educativos y que, con el monopolio de su evaluación a través de los exámenes (revalida y final) se asegure de su cumplimiento, homogéneo en toda España.

Es cierto, como hace tiempo que se lamentan muchos nacionalistas hispano-castellanos, que las escuelas del País Vasco y Catalunya y desde que enseñan libremente la verdadera historia de sus territorios y no la historiografía oficial o doctrina castellana que ha dominado la escuela española durante los últimos siglos, las gentes de ahora salen mejor informadas (**). Dicen que tales escuelas son el germen de los nacionalismos, y dicen verdad, pero ¿por qué no han de ser nacionalistas catalanes, los catalanes? ¿Acaso no lo son los holandeses?

Y la FAES (la fundación del neo-falangista Aznar y de la que sale el Wert), lleva tiempo insistiendo en "reespañolizar" a los niños catalanes y vascos. Que ésta, la manía obsesiva de homogeneizar a todos los niños españoles dentro de una única visión castellanocentrista de España (***), es la principal razón de la "Ley Wert".

¡Y claro que los catalanes tenemos la obligación de oponernos a ella e incumplirla!

Coronel Von Rohaut


(*) Que parte de la falacia que en Catalunya se está perdiendo el castellano cuando todos los informes internacionales demuestran que el conocimiento del castellano por parte de los alumnos de la escuela catalana es igual o superior al de los alumnos del resto de España.
(**) Los de mi generación y con afán de conocimiento, teníamos que espabilarnos por nuestra cuenta, leyendo, por ejemplo, a historiadores extranjeros como el notable sabio francés Pierre Vilar. Y recuerdo a mi suegra que, con más de sesenta años, se extasiaba leyendo la "Historia de los Primeros Condes Catalanes", de cuando se fundó la nación catalana y que nadie le había enseñado, del gran historiador medieval Don Ramón d'Abadal.
(***) Y no solo lingüística, si no también cultural y, sobre todo, histórica.

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