No voy, todavía, ha expresar mi opinión sobre el desarrollo de los Mundiales de fútbol que se celebran en la otrora próspera, pero injusta, y avanzada Sudáfrica de dirección blanca, ni en la frustración por la esperanza que despertó el "shosha" Nelson Mandela y que sus sucesores y especialmente el actual y polígamo "zulú" Jacob Zuma, se están cargando.
Tiempo habrá.
Solo quiero manifestarme contra el insoportable, insufrible e irritante estrépito de las putas trompetas de plástico, las "vuvucelas" de los cojones, con más decibelios que el despegue de un avión, y que los putos negros sudafricanos soplan sin descanso, sin interrupción, durante toda la duración de cualquier partido. Y esto que, seguramente, las emisoras que transmiten esa tortura reducen el máximo el sonido ambiente. Vivirlo sobre el terreno, padecerlo en vivo y en directo, debe ser para arrastrarte al borde del suicidio: los jugadores no pueden comunicarse entre sí, como confesó el propio Lionel Messi; y los locutores de las teles se quedarán sin voz (que en algunos casos no dejaría de ser una bendición, un regalo de los Dioses).
Ignoro si al final del partido algún espectador, blanco y civilizado pero ya totalmente histérico, se ha pegado un tiro; atracos y robos si que han tenido que aguantar...
Coronel Von Rohaut
lunes, junio 14, 2010
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