A algunos más, y también al Mas, les ha costado mucho caerse del guindo (del árbol, no de los brazos del ministro) y darse cuenta, por fín, que en España y con España, Catalunya no ha tenido jamás ningún futuro y en el pasado nos ha costado muy caro (salvo una época en que nos beneficiamos de un mercado cautivo, pero esto pasó hace años y también lo pagamos caro, que en este mundo nada es gratis).
Ahora y gracias al Rajoy, pero no solo por culpa de los peperos si no, y seamos justos, de todos los ultranacionalistas y centralistas españoles, tanto los de la derecha como los de la izquierda, se han ido cayendo todos los espejismos o trampas para bobos que nos iban poniendo.
Enterrados el federalismo (y mucho más y antes el confederalismo), y el mismo y humilde autonomismo que, en su fase terminal y agonizante, se ha llevado por delante un posible pacto fiscal, los catalanes ya podemos gritar: "game over" (*), se acabó lo que se daba.
Cerradas todas las salidas (**) o posibles vías de entendimiento que iban abriendo los "encajistas" catalanes los que, hasta de buen fé algunos, soñaban con un posible entendimiento de la nación catalana dentro del estado español, afortunadamente y a Dios sean dadas las gracias, ya solo nos queda la independencia. La creación de un Estado Catalán, libre y soberano.
El camino será duro y sembrado de minas; lleno de emboscadas y de ataques traidores, algunos posiblemente pérfidos, ruines, indignos y malvados. Pero no nos hemos de arredrar ni dejar acojonar.
¡"Amb un parell de pebrots", con un buen par de huevos, el futuro es nuestro!
Coronel Von Rohaut
(*) O, como dicen los franceses y en los casinos: "Rien ne va plus" o "Les jeux sont faits". O, como decimos en catalán castizo, "S'ha acabat el bróquil".
(**) Cerradas por los "separadores" más que por los "separatistas" que, hasta hace poco, éramos minoría. Bloqueadas por la intransigencia, la prepotencia, el orgullo chulesco de los nacionalistas hispano-castellanos.
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