Las ópticas de los sensores optrónicos actualmente en uso en aparatos de observación, navegación, vigilancia y espionaje militares están basados en la mecánica del ojo humano, que tiene limitaciones.
El Pentágono ha ordenado a sus laboratorios científicos que estudien la posibilidad de construir sensores inspirados en el ojo total de las abejas que, por ejemplo, pueden ver el patrón de las ondas de la luz polarizada, lo que permite localizar su orígen, de donde proviene dicha luz y lo que les ha permitido desarrollar un método autónomo de navegación entre un punto A y un punto B.
Las ciencias avanzan que es una barbaridad pero lo cierto es que las abejas son de una complejidad desconocida y, como las hormigas, unos bichos de los que tendríamos mucho que aprender, en cuanto a capacidades de geo-localización y orientación.
Aparte de su organización social, claro está, pero que es un poco "nazi".
Coronel Von Rohaut
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