Meditación del Lunes de Pascua

Ante las discusiones indentitarias y, por ejemplo, la amplitud o extensión de las actitudes sobre el laicismo activo que afloran al exigirse mayor control sobre el porte del velo islámico y otras expresiones externas de los símbolos religiosos, algunos grupos de intelectuales franceses (¡siempre ellos, pero quien coño les ha dado el titulo de intelectuales!) solicitan un estudio sobre el desarrollo de la islamofobia.

Islamofobia u odio hacía el Islam que, efectivamente, está cada día más extendida en Francia y demás países occidentales.

Pero es que la islamofobia no precisa ser estudiada (ya lo ha sido suficientemente), si no que lo que requiere, a mi modo de ver, es ser promocionada, intensificada y profundizada para que cuaje y se integre en todas las capas de la sociedad occidental. Ya que el Islam es nuestro enemigo declarado y contra un enemigo no se puede ser neutral si no beligerante.

No se puede decir, como dicen estos "progres" , que hay que reconocer la diferencia como una riqueza, cuando esta diferencia proclama, "urbi et orbe" y solo hay que escuchar o leer las prédicas, las soflamas encendidas de sus imanes,  clérigos chíies y demás "predicadores de la fé" esparcidos por las mezquitas que brotan como champiñones por Europa y nuestras civilizadas urbes, que el fín último del Islam es el de convertirnos a todos, someternos a su religión y a sus leyes salvajes y retrogradas, y hasta ocupar nuestros territorios para extender el "Gran Califato".

Y degollando, en nombre de Allah y del que Mahoma es su Profeta, a cuantos se opusieren...

Pues bien; en defensa propia, a todos estos "putos moros" habría que "neutralizarles" en lugar de reconocerles y aceptarles. O, por lo menos, retenerlos y acotarlos en sus putos países de origen, como una peste de la que debemos aislarnos y protegernos. Pura profilaxis o sanidad preventiva.

Coronel Von Rohaut