«Rule, Britannia! Britannia rules the waves."
Cantaban enfervorizados los súbditos de Su Graciosa Majestad cuando el Reino Unido marcaba las "reglas" del mundo gracias a su poderosa Royal Navy y "rodaba, dirigía las olas".
Ahora es el CNO o Jefe de Operaciones Navales (Jefe del Estado Mayor de la Marina USA), el almirante John Richardson, quién proclamaba el pasado día 17 en un mensaje a la flota:
"This is the best navy in the world," said Chief of Naval Operations (CNO) Adm. John Richardson in his latest message to the fleet. "We need to come to work every day ready to earn that title of best navy in the world."
Siempre el Poder Naval (y el estratega americano almirante Mahan ya lo vió así en el siglo XIX) ha condicionado la supremacía mundial y gracias a él los británicos pudieron contener las embestidas del emperador francés Napoleón Bonaparte que, al perder en la Batalla Naval de Trafalgar a manos del almirante Nelson, tuvo que olvidar su deseo de invadir las Islas Británicas; como ya antes había tenido que hacer el muy católico y fanático rey español Felipe II con su "ful" y sobrevalorada "Armada Invencible", y más tarde el matón nazi, Adolf Hitler, que tuvo que archivar su largamente preparada "Operación León Marino" (Unternehmen Seelöwe) al no poder contar con su pequeña Kriegsmarine del almirante Doenitz, muy inferior (en navíos de superficie) a la Royal Navy, y haber perdido la superioridad aérea gracias a la bravura de los pilotos de la RAF en la Batalla de Inglaterra, que le hicieron morder el polvo al otro chulo,
el gordo (y morfinómano) Mariscal Goering, segundo jerarca nazi.
Coronel Von Rohaut
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