Cuando en mis viajes recalaba en alguna aldea perdida del interior de Galicia y escuchaba hablar a un par de paisanos entre sí, no entendía casi estrictamente nada.
En cambio, cuando oigo hablar a locutores de la televisión gallega o a a políticos falsamente integrados, les entiendo absolutamente todo y, básicamente, porqué hablan en castellano, con alguna terminación modificada y cuatro modismos "galaicos". Y si, encima, son castellano hablantes habituales, no saben ni darle la entonación y acento correctos y suena a impostación artificial y artificiosa.
El gallego, la lengua gallega, no tiene futuro fuera del portugués oficial. El gallego normativo aprobado por la "Xunta" es una mixtificación, una simplificación, un sucedáneo o, casi, un autentico bodrio. En la práctica, un gallego voluntarioso pero totalmente prostituido por el castellano
Y para sacar al gallego auténtico, al que permanece en las aldeas pero dándole una puesta al día, un "aggiornamiento" como el que hizo con el catalán el insigne Pompeu Fabra entre los años 1916 y 1932, ahora en el siglo XXI no hay mas remedio que transformarlo en un dialecto, una variedad local y plenamente legal y válida, del portugués actual, que no deja de ser la forma evolucionada, gracias a tener un estado propio y unas instituciones oficiales, del galaico-portugués del que proceden ambos.
No soy lingüista. Aceptaré todas las críticas y opiniones. Pero es lo que creo y así lo dejo escrito.
¿A qué viene ahora esta disquisición antropológico-lingüística? No tengo ni puta idea... he comido bien, he bebido...
Coronel Von Rohaut
domingo, diciembre 13, 2009
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