Y en realidad no puede haber discusión entre la visceralidad y la razón, el salvajismo y la civilización, el mal contra el bien.
A raíz de la admisión a trámite por parte del Parlament de Catalunya de la iniciativa popular para prohibir, en todo el territorio catalán, las primitivas y crueles corridas de toros, este rescoldo de los bajos instintos atizados en el Circo romano y que ya Cicerón repudiaba, se han oído opiniones variadas y encontradas. Pero no puede haber debate entre lo que es intrínsecamente malvado y lo que exige la cultura y civilización modernas.
En España y entre algunos catalanes "aficionados" se alega, y para minimizar y desprestigiar, desde su punto de vista, de forma estentórea y chillona como siempre, la idea de prohibir los toros en Catalunya, que es una manía de los malditos nacionalistas y separatistas, una maniobra política para extirpar de Catalunya los restos de la cultura y las costumbres españolas. Y afirman, con razón, que los toros también forman parte del acervo tradicional catalán y mediterráneo. Pero también otras practicas, que eran habituales, como decapitar a la gente en la plaza mayor o descuartizar a los delincuentes, han sido suprimidas a medida que hemos ido avanzando.
No. No queremos prohibir las corridas por ningún acto de afirmación nacionalista o catalana ni de confrontación hispana. Las queremos suprimir por su salvajismo, como espectáculo de masas basado en la contemplación de la tortura y muerte de un pobre animal y no con fines alimenticios si no como sangrante diversión.
En un periódico principal se han confrontado algunas opiniones expresadas por personajes históricos, tanto antiguos como contemporáneos.
A favor, han dicho cosas como : "... el temblor de la Fiesta... historia de España... arte que juega con la muerte... ejercicio metafísico de integración espiritual... riqueza poética, fiesta culta... valentía mítica... presencia de la muerte, afirmación de la vida..." etc. ¡ O sea, mucha pasión, emoción, pero ninguna razón !
En contra y ya desde Lope de Vega: "... sólo España puede consentir una cosa tan bárbara e inhumana... para gozar con este espectáculo hay que tener los sentimientos muy pervertidos... fiestas indignas de un pueblo civilizado, reprensibles, bárbaras y dignas de ser extirpadas... espectáculo abominable cuya crueldad imbécil es, para la multitud, una educación de sangre y lodo... si tu disfrutas con la tortura, te gusta ver como sufre un animal, no eres un ser humano, eres un monstruo...". ¿Alguien puede negar lo anterior: que al animal se le tortura hasta la muerte y hay gente que disfruta con ello, por más justificaciones poéticas y artísticas con que se lo quiera disfrazar?
Pues por ello yo lo habría prohibido hace ya años. Y decir, como incluso dicen algunos políticos, que prohibir es ir contra la libertad ¿pero qué libertad, la de matar y torturar? Pues claro; igual que hace años que ya está prohibido matar a tus semejantes, robar, violar, etc. a pesar que ello también va en contra de la libertad de los asesinos, los ladrones y los violadores.
El problema está en que mucha gente todavía no considera a un animal como a un ser vivo y con derechos. Un ser doliente y sufriente y que no solo, como está demostrado científicamente, sufre físicamente por el dolor, si no también psicológicamente. Luego, negarle ciertos "derechos humanos" con la despreciativa excusa que solo es un animal es, eso sí, una bestialidad. Y muchos políticos que, personalmente, lo entienden y lo legislarían pero que no se atreven para no enfrentarse al populacho, unos cobardes del copón. Unos criminales.
Coronel Von Rohaut
sábado, diciembre 19, 2009
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